Grado 11

Grado 11Fuerza gravitacionalGravitación universal


Leyes del movimiento planetario de Kepler


Las leyes del movimiento planetario de Kepler describen cómo los planetas orbitan alrededor del Sol. Estas leyes nos ayudan a entender el movimiento de los planetas en nuestro sistema solar. Echemos un vistazo detallado a las tres leyes de Kepler usando un lenguaje sencillo y ayudas visuales.

Primera ley de Kepler: la ley de las elipses

Según la primera ley, las trayectorias de los planetas alrededor del Sol son elípticas, con el Sol ubicado en uno de los dos focos.

Sol Foco 2 Planeta Óvalo

La elipse se parece a un círculo aplastado. Tiene dos puntos focales. La suma de las distancias desde cualquier punto de la elipse a los dos focos es constante. El sol se encuentra en un foco, no en el centro.

Por ejemplo, imagina un planeta, digamos la Tierra, girando alrededor del Sol. Si mides la distancia total desde la Tierra a ambos focos en cualquier momento, permanecerá igual, por lo que el camino de la Tierra seguirá siendo elíptico.

Segunda ley de Kepler: la ley de las áreas iguales

La segunda ley establece que la línea imaginaria que une un planeta y el Sol barre áreas iguales en intervalos iguales de tiempo.

Área 1 = Área 2

Esto significa que si mueves un planeta a dos posiciones diferentes en su órbita pero en intervalos iguales de tiempo, el área entre el planeta, el Sol y el camino seguirá siendo la misma. Esta ley significa que un planeta se mueve más rápido cuando está cerca del Sol y más lento cuando está lejos de él.

Por ejemplo, cuando la Tierra está más cerca del sol, como durante el perihelio (alrededor del 3 de enero), viaja más rápido que cuando está más lejos (durante el afelio, alrededor del 4 de julio). Sin embargo, el área cubierta en 30 días es la misma en ambos momentos del año.

Tercera ley de Kepler: la ley de la armonía

La tercera ley establece que el cuadrado del período de revolución de cualquier planeta es proporcional al cubo del eje semimayor de su órbita.

 t^2 ∝ a^3
    

Donde:

  • T es el período orbital del planeta (cuánto tarda en completar una órbita).
  • a es el eje semimayor, la distancia media desde el planeta al Sol.

Esta ley muestra una relación consistente entre la distancia de los planetas al Sol y su período orbital. Cuanto más lejos está un planeta del Sol, más tiempo tarda en orbitar.

Por ejemplo, la Tierra está a 1 unidad astronómica (UA) del Sol y tarda aproximadamente un año en completar una órbita. Marte, en cambio, está a aproximadamente 1.52 UA del Sol y tarda unos 1.88 años en completar una órbita. La proporción entre el cuadrado de su período y el cubo de su distancia media es constante para todos los planetas.

Aplicando las Leyes de Kepler

Para comprender mejor estas reglas, apliquémoslas a un escenario hipotético en el que eres un astrónomo que observa un sistema de dos planetas recién descubierto alrededor de una estrella distante.

El planeta A tiene un eje semimayor de 1.5 UA y tarda 2 años en orbitar la estrella. El planeta B orbita la misma estrella a una distancia de 3 UA.

Uso de la tercera ley de Kepler:

T a ^2 / a a ^3 = T b ^2 / a b ^3
    

Sustituye los valores conocidos para el planeta A:

(2 yr)^2 / (1.5 UA)^3 = T b ^2 / (3 UA)^3
    

Calcular:

4 / 3.375 = t b ^2 / 27
    

Resolver para T B :

t b ^2 = (4 * 27) / 3.375
t b = √32
T b ≈ 5.66 años
    

Esto muestra que las simples pero profundas leyes de Kepler ayudan a los astrónomos a predecir la dinámica orbital y a comprender mejor nuestro universo.

El legado de Kepler en la comprensión del universo

Las leyes de Kepler sentaron las bases para que Isaac Newton derivara la ley de la gravitación universal. Estas leyes fueron importantes en la transición del pensamiento antiguo, especialmente las órbitas circulares propuestas por Ptolomeo, a órbitas elípticas, proporcionando una nueva comprensión basada en las observaciones realizadas por Tycho Brahe.

A través de estas leyes, entendemos por qué los planetas no se mueven en círculos perfectos y comprendemos los complejos movimientos y danzas de los cuerpos celestes en el espacio, dando forma al campo de la mecánica celeste. Las brillantes descripciones matemáticas de Kepler resuenan en la ciencia moderna, ayudando a trazar las trayectorias de planetas, naves espaciales y satélites.

Este estudio del movimiento se extiende más allá de nuestro sistema solar y ayuda en la navegación precisa de planetas distantes, sistemas estelares y descubrimientos extraplanetarios que intrigan los campos de la astrofísica y la cosmología.

En resumen, las leyes de Kepler son la columna vertebral de la ciencia planetaria, facilitando predicciones y explicaciones del comportamiento celeste. Armados con este conocimiento, estamos mejor equipados para explorar los misterios del universo y la naturaleza siempre dinámica del espacio, conectando las órbitas de los pequeños mundos que brillan dentro de él.


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