Grado 9

Grado 9Propiedades de la materia


Estados de la materia


El concepto de estados de la materia es fundamental para comprender el mundo físico que nos rodea. Todo lo que tocamos, sentimos o vemos está hecho de materia, y esta materia existe en varios estados, principalmente sólido, líquido y gas. En esta lección detallada, exploraremos las propiedades y características de estos estados, daremos ejemplos y profundizaremos en la física detrás de su comportamiento.

¿Qué es la materia?

La materia es todo lo que tiene masa y ocupa espacio. Está compuesta de átomos y moléculas, que están en constante movimiento. La disposición y energía de estas partículas determinan el estado de la materia. Los estados elementales de la materia son sólido, líquido, gas y en algunos contextos plasma, condensados de Bose-Einstein y más. Aquí, nos centraremos en los tres más comunes: sólido, líquido y gas.

Estado sólido

Los sólidos se caracterizan por su forma y volumen definidos. Las partículas en un sólido están muy juntas en un patrón regular y solo pueden vibrar en su lugar. Esta disposición tan ajustada de las partículas da a los sólidos su forma definida y los hace incomprensibles.

Figura: Ilustración de partículas muy juntas en un sólido.

Tomemos el ejemplo del hielo. El hielo mantiene su forma sin importar el contenedor en el que se encuentre porque sus moléculas están bloqueadas en una estructura rígida. Esto es cierto para todos los sólidos: ya sea una roca, una silla o una pieza de metal, mantendrán su forma a menos que se les aplique una fuerza.

En términos de propiedades físicas, los sólidos tienen un punto de fusión específico. Esta es la temperatura a la que un sólido se convierte en un líquido. Este proceso se llama fusión. Por ejemplo, el punto de fusión del hierro es de 1538 °C.

Estado fluido

Los líquidos tienen un volumen fijo, pero toman la forma de su contenedor. Las partículas en un líquido no están tan juntas como las de un sólido y pueden moverse con más libertad, lo que hace que el líquido fluya y llene la forma de su contenedor.

Figura: Ilustración de partículas moviéndose más libremente en un fluido.

El agua es el ejemplo más común de un líquido. Si viertes agua de una botella en un vaso, su forma cambia, pero el volumen del agua permanece igual. Esto sucede porque los líquidos no se pueden comprimir fácilmente.

Los líquidos tienen una propiedad llamada tensión superficial, que es el resultado de las fuerzas de atracción entre las partículas en el líquido. Esta propiedad permite a los insectos, como el zapatero acuático, caminar sobre el agua. El punto de ebullición es otra propiedad importante. Esta es la temperatura a la que un líquido se convierte en gas. Para el agua, esto es 100 °C a nivel del mar.

Estado gaseoso

Los gases no tienen una forma ni un volumen definido. Las partículas de gas están mucho más separadas que las de los sólidos y líquidos. Se mueven libre y rápidamente en todas direcciones, lo que hace que un gas se expanda para llenar la forma y el volumen de su contenedor.

Figura: Ilustración de partículas ampliamente dispersas en un gas.

El aire que respiramos es un buen ejemplo de un gas. A diferencia de los sólidos y líquidos, puede comprimirse. Por ejemplo, cuando inflas un globo, estás comprimiendo el aire dentro. Los gases tienen baja densidad y viscosidad, lo que les permite fluir fácilmente como los líquidos, pero sin las limitaciones de un volumen o superficie fija.

La presión y la temperatura afectan profundamente a los gases. La relación entre estos factores se explica por varias leyes de los gases, como la Ley de Boyle, la Ley de Charles y la Ley de Avogadro. Tomemos la Ley de Boyle como ejemplo. Afirma que la presión de un gas es inversamente proporcional a su volumen si la temperatura permanece constante:

P₁V₁ = P₂V₂

Esto significa que si disminuyes el volumen de un gas, su presión aumentará, siempre que no haya un cambio en la temperatura.

Transición de fase

La materia puede cambiar de un estado a otro a través de procesos conocidos como transiciones de fase. Algunas de estas transiciones incluyen la fusión, congelación, evaporación, condensación, sublimación y deposición.

Fusión y congelación

La fusión es cuando un sólido se convierte en un líquido. Esto ocurre cuando el sólido gana suficiente energía para que sus partículas se muevan fuera de sus posiciones fijas. La congelación es el proceso opuesto, donde un líquido pierde suficiente energía para que sus partículas permanezcan atrapadas en sus posiciones fijas y se conviertan en un sólido.

Considera el agua congelándose en hielo. Cuando la temperatura cae por debajo de 0°C, las moléculas de agua pierden energía, disminuyendo su velocidad hasta caer en un patrón fijo formando hielo. Por el contrario, para derretir el hielo, se necesita agregar energía para romper estos enlaces rígidos.

Evaporación y condensación

La vaporización es cuando un líquido se transforma en gas. Esto puede suceder a través de la evaporación, que ocurre en la superficie del líquido, o por ebullición, donde el líquido se calienta hasta que se convierte en gas. La condensación es la transición de gas a líquido y ocurre cuando las partículas de gas pierden energía y se juntan.

Un ejemplo cotidiano es el hervor del agua en una olla sobre la estufa. Cuando el agua alcanza los 100 grados Celsius, comienza a hervir y se vaporiza en gas. Por el contrario, cuando el aire caliente golpea una superficie fría, ocurre la condensación, convirtiendo el vapor de agua en agua líquida, que puede verse como gotas en un vaso frío.

Sublimación y deposición

La sublimación es el cambio directo de sólido a gas sin pasar por el estado líquido. La deposición es lo opuesto, donde el gas se convierte en sólido.

El hielo seco es un ejemplo clásico de sublimación. A temperatura ambiente, el hielo seco, que es dióxido de carbono congelado, cambia directamente a gas de dióxido de carbono. La escarcha en una hoja es un ejemplo de deposición, donde el vapor de agua presente en el aire se deposita directamente como hielo sin primero convertirse en líquido.

Entender la densidad y la flotabilidad

Una propiedad importante de la materia que varía con el estado es la densidad. La densidad se define como la masa por unidad de volumen:

Densidad = Masa / Volumen

Los sólidos generalmente tienen la mayor densidad porque sus partículas están estrechamente empaquetadas. Los líquidos tienen densidades más bajas que los sólidos, y los gases tienen las densidades más bajas porque sus partículas están dispersas.

La flotabilidad está relacionada con la densidad y es la capacidad de un objeto para flotar en un fluido (líquido o gas). Un objeto flotará si su densidad es menor que el fluido en el que está. Por ejemplo, el hielo flota en el agua porque el hielo es menos denso que el agua líquida.

Conclusión

Los estados de la materia son esenciales para comprender el comportamiento y las propiedades del mundo físico. Cada estado exhibe características únicas y reacciona de manera específica a los cambios de temperatura y presión, llevando a varias transiciones de fase. Al examinar sólidos, líquidos y gases y comprender conceptos como densidad y flotabilidad, uno adquiere una comprensión más profunda de la interacción de la materia con el entorno. Esta base allana el camino para una mayor exploración de sustancias y estados más complejos, como el plasma y los condensados de Bose-Einstein, que demuestran la diversidad y complejidad del universo físico.


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